Desde principios de los tiempos, las mujeres han sido ignoradas, subestimadas y menospreciadas por las sociedades en las que vivían. Se las ha tomado por locas, brujas y mandadas por el diablo, si no cumplían con los estándares que se les imponía.
Las mujeres no servían ni debían entrometerse en el ámbito científico, al menos esto era lo que se pensaba y se creía en tiempos pasados. De hecho, a día de hoy, aunque este pensamiento haya desaparecido, podemos seguir viendo cómo en los libros de ciencias, tanto de colegios como de institutos, apenas aparecen mujeres. Esto se debe a que a ellas se les prohibió, durante mucho tiempo, desarrollarse en el campo científico y en cualquier otro campo que implicara el uso de amplios conocimientos. De este modo, aquellas que, por sus propios medios, consiguieron estudiar la naturaleza y los cambios surgidos en esta, fueron juzgadas como brujas, siendo su castigo la quema en la hoguera como ocurrió en la Inquisición.
Sin embargo, poco a poco, la mujer está ocupando el lugar que se merece en la historia, investigando sobre aquellas que sí dejaron constancia de sus trabajos y de aquellas que tuvieron que trabajar bajo pseudónimos como algunas escritoras o artistas españolas: Eva Canel, autora de Lo que vi en Cuba: (a través de la isla), escondida tras el apodo de Ibo Maza y Fray Jacobo; o Caterina Albert, autora de Solitud y Soledad, cuyo seudónimo era Víctor Català. Estas mujeres, pese a ser infravaloradas, no temieron a ser acusadas, y se enfrentaron a la sociedad, algunas de ellas, respaldándose en su estatus social como Olympe de Gouges, que fue una polifacética que vivió durante la Revolución Francesa.
En conclusión, las mujeres han sido infravaloradas, opacadas y reprimidas por las sociedades que les imponían cánones y les infligían miedo, reflejándose, por ejemplo, en el escaso número de científicas del pasado que han llegado hasta nuestros días. Pese a ello, en la actualidad, se les está procurando dar más visibilidad e investigando sobre aquellas que dejaron algún tipo de constancia, aun así, debemos seguir luchando por una igualdad total entre géneros en cualquier ámbito, invertir y promover el aumento de mujeres en campos dominados por hombres y seguir concienciando a la sociedad de la importancia que tiene tomar en cuenta a las mujeres para conseguir un verdadero cambio y un notable progreso de nuestra realidad y nuestro futuro.
Realizado por María Elizabeth Leiva, de 2º de Bachillerato B