Desde siempre han existido límites en el amor, desde separaciones por diferencias clasistas
hasta racistas, homofobas… Aunque actualmente estas parecen estar disminuyendo,
siempre van a existir prejuicios, además de la complejidad de definir qué es amor y qué es
libertad.
Por un lado, deberíamos ser libres de amar como queramos sin sentirnos juzgados por
diferencias raciales, económicas… ya que estos no afectan al amor, y si lo hacen no es de
forma negativa como nos tienen inculcado, pues una pareja con diferencias del tipo que
sea, por ejemplo, una pareja multicultural, tienen mucho que aprender el uno del otro, lo que resultado enriquecedor.
Sin embargo, el concepto “amar libremente” es muy relativo, ya que si, por ejemplo,
entramos en que las diferencias que ponen impedimentos en una relación es la edad, hay
que plantearse unos límites. Una niña de trece con un hombre de veinte es algo que
sobrepasa libertades ya que son personas que se encuentran en etapas de vida totalmente
diferentes y no tienen nada que aportarse mutuamente como pareja.
En definitiva, la libertad en el amor está muy bien dentro de unos límites morales
establecidos, deberíamos plantearnos hasta qué punto la libertad de un individuo puede
llegar a privar a los demás de la suya.