Durante mucho tiempo la figura de la mujer ha estado opacada o en segundo plano como ayudante del hombre, pues estos eran los que estaban en un poder casi absoluto en lo que llegaba a manos de las siguientes generaciones. Al nunca ser mencionadas debidamente nadie se preguntaría hasta los días actuales, ¿qué estarían haciendo las mujeres?
Desde un principio, en documentos antiguos que datan hasta antes de Cristo se ve retratada a la mujer como una persona que debía estar en casa cuidando a los hijos y haciendo las labores domésticas. Con el tiempo, vemos una visión más atrevida volviéndose, por ejemplo, en años de la Segunda Guerra Mundial una motivación para los soldados como hemos visto con las «pin ups», ilustraciones o imágenes de mujeres mostrando un poco más de piel, levantando un poco su ropa de forma insinuante dando les una visión más sexual. La representación de una madre que cuida de sus hijos, pasa a la de una chica joven llena de energía y sensualidad.
Por otro lado, con el revolucionario movimiento de empoderamiento femenino «Girls power» de los 90´s los derechos de la mujer y las desigualdades que sufrían fueron gradualmente arreglados, dándoseles el reconocimiento y la igualdad que se merecían como seres humanos que también son. Gracias a esta lucha, se ha conseguido que, hoy en día, podamos a ver mujeres independientes en cargos altos a los cuales solo podían alcanzar los hombres como doctoras, policías o jefas de su propia empresa.
En definitiva, el trato a la mujer ha sufrido de varios cambios, pasando de ser vista como una herramienta del hogar, a un objeto motivador, para, finalmente, llegar a ser un ser humano que también se merece una equivalente figura en la sociedad como la del hombre. Aún así, seguimos siendo afectados por micromachismos, los cuales son consecuencia de todos estos años de ensombrecimiento, siendo una de las razones por la que la lucha aún no ha terminado.