Desde la antigüedad, el matrimonio ha significado la unión en una fuerte relación entre dos personas. Sin embargo, con el tiempo, este concepto ha ido tomando más relevancia a nivel social como una etapa de la vida, impuesta y obligatoria.
En la actualidad, la alianza entre dos personas no supone la obligación del matrimonio. Por ello, podemos ver largas relaciones, cuyo objetivo fundamental no es llegar hasta ese conocido hasta que la muerte os separe. Además, hoy en día hay personas que disfrutan siendo solteras y por esto no son degradadas o acusadas por la sociedad, algo que ocurría en el pasado. En este cuando una pareja no se casaba estaba mal visto y más aún, si no la tenías. Si esto ocurría significaba para la sociedad que estabas incompleto o incluso que ya no valías para ella, como era el caso de las mujeres que superaban los 40 años, y no habían sido comprometidas en el siglo XIX, por ejemplo.
Sin embargo, es cierto que a pesar de la no necesidad de casarse, se sigue viendo al matrimonio como el siguiente paso o evolución de una relación. Estar casado, en muchas familias es visto como un orgullo tomado en ocasiones como la capacidad de poseer la madurez sentimental suficiente como para afrontar la alianza «eterna» con alguien, algo que en la mayoría de casos no sucede. Y si lo hace, no es muy extraño escuchar que con el tiempo se acaban separando o divorciando.
En conclusión, pese a la no imposición de la sociedad de hoy en día del matrimonio, se sigue viendo como una institución de prestigio. Muchas personas creen haber conocido a su idealizada media naranja, con las que podrán llenar un vació (hasta el momento existente) y con la que durarán eternamente, sin embargo, esto no siempre es así ya que como podemos ver no siempre puede vencer el amor y perseverar una relación. Además, en la sociedad de hoy en día podemos encontrar también muchas personas que disfrutan de su soltería que se sienten totalmente completos estando solos, sin tener que seguir la imposición ni obligación social de casarse.